- ¡Toma chaval, sigue tú!
Y sé fue, sólo le faltó decirme
-...que me canso ya!
Porque lo que me encontré es un montón de bolas extras en el marcador (no recuerdo cuantas, ¿20, 30?) y fue genial, porque pude jugar un buen rato, aunque era malísimo y no tardé mucho en perderlas

Pero me impresionó el dominio de ese joven, ¡sacaba tantas bolas extras que podía jugar con una moneda tanto como quisiera!, ¡era un dios del pinball!

Cosas como estas me hacen pensar que sería genial tener un pinball físico, aunque sólo sea uno, porque el reto parece muy interesante...
¿Hay algún otro pinbalero insigne entre vosotros?, ¿o conocisteis algún caso similar?